11/10/25

5. Ustedes se han preparado para estos días con un largo camino, en sus países, dentro de sus Institutos, Sociedades y Asociaciones, dentro de las diversas Conferencias, inspirados por el lema: «Peregrinos de esperanza, en el camino de la paz». Hay una profunda necesidad de esperanza y paz que habita en el corazón de cada hombre y mujer de nuestro tiempo, y ustedes, consagradas y consagrados, quieren ser portadores y testigos de ello con su vida, como divulgadores de la concordia a través de la palabra y el ejemplo, y antes aún como personas que llevan en sí mismas, por la gracia de Dios, la huella de la reconciliación y la unidad. Solo así podrán ser, en los diversos ambientes en los que viven y trabajan, constructores de puentes y difusores de una cultura del encuentro (cf. Francisco, Carta enc. Fratelli tutti, 215), en el diálogo, en el conocimiento recíproco, en el respeto por las diferencias, con esa fe que les hace reconocer en cada ser humano un único rostro sagrado y maravilloso: el de Cristo.