20/12/25

9. EL CORAJE DE LEVANTARSE - El padre Pasolini también notó la humilde humillación de los Reyes Magos. Al llegar a Belén, adoraron al Niño, partieron, buscaron y se abrieron al misterio: «Levantarse y luego arrodillarse: este es el movimiento de la fe. Nos levantamos para salir de nosotros mismos, no para ponernos en el centro. Y luego nos humillamos, porque nos damos cuenta de que lo que encontramos escapa a nuestro control». Para el predicador de la Casa Pontificia, «esto se aplica a nuestra relación con Dios, a las relaciones cotidianas» —cuando «el otro nos sorprende, nos decepciona o nos cambia»— y necesitamos dejar de imponer nuestro propio punto de vista y «aprender a escuchar de verdad». Y, ampliando nuestra perspectiva, esto también se aplica a la Iglesia, que «está llamada a moverse, a salir, a encontrarse con personas y situaciones que le son ajenas», y «también a saber detenerse, a bajar la mirada, a reconocer que no todo le pertenece ni puede ser controlado». Entonces, «el don de la salvación puede hacerse universal» si «la Iglesia acepta dejar atrás sus propias certezas» y mira «con respeto la vida de los demás, reconociendo que incluso allí, a menudo de maneras inesperadas, puede surgir algo de la luz de Cristo».