8. Hermanas y hermanos, al finalizar esta Vigilia se les ofrecerá un pequeño regalo: el Agnus Dei. Es un signo que podremos llevar a nuestras casas para recordar que el misterio de Jesús, de su muerte y resurrección, es la victoria del bien sobre el mal. Él es el Cordero que da el Espíritu Santo Consolador, que nunca nos deja, nos conforta en la necesidad y nos fortalece con su gracia (cf. Hch 15,31). Aquellos a los que amamos y que nos han sido arrebatados por la hermana muerte no están perdidos ni desaparecen en la nada. Su vida pertenece al Señor que, como Buen Pastor, los abraza y los estrecha junto a sí, y nos los devolverá un día para que podamos gozar de una felicidad eterna y compartida. - JUBILEO DE LA CONSOLACIÓN