21/9/25

5. Son muchos los episodios evangélicos en los que la acción humana es evaluada desde una justicia capaz de derrotar el mal del abuso, como recuerda la insistencia de la viuda que logra que el juez recupere el sentido de lo justo (cf. Lc 18,1-8). Pero también una justicia superior que paga al trabajador de la última hora igual que al que trabajó todo el día (cf. Mt 20,1-16); o aquella que hace de la misericordia la clave de interpretación de la relación y lleva a perdonar acogiendo al hijo que estaba perdido y fue encontrado (cf. Lc 15,11-32), o aún más, a perdonar no siete veces, sino setenta veces siete (cf. Mt 18,21-35). Es la fuerza del perdón, propia del mandamiento del amor, la que aparece como elemento constitutivo de una justicia capaz de unir lo sobrenatural con lo humano. La justicia evangélica, entonces, no aparta de la justicia humana, sino que la interroga y transforma: la impulsa a ir siempre más allá, porque la orienta hacia la búsqueda de la reconciliación. El mal no sólo debe sancionarse, sino también repararse, y para ello es necesaria una mirada profunda hacia el bien de las personas y el bien común. Es una tarea difícil, pero no imposible para quien, consciente de desempeñar un servicio más exigente que otros, se compromete a mantener una vida intachable. - JUBILEO DE LOS TRABAJADORES POR LA JUSTICIA. (PAPA LEÓN XIV)