3. Los oráculos y maldiciones de la época describen el mundo clásico como un nido de intensas rivalidades, competencia y envidia, que con frecuencia provocaban un hondo sentimiento de fracaso y nulidad. Consciente de todas las tensiones de su tiempo, el orador Antifonte abrió en la ciudad de Corinto, cerca del ágora, un local para “atender por medio de discursos a los afligidos”. Vendía consuelos, dicen las fuentes, para enfermos del ánimo. – ANTIFONTE VENDÍA CONSUELOS