25/9/25

10. La obediencia, libremente asumida, no es debilidad ni dependencia, sino madurez, colaboración y compromiso asumidos en fe. No se obedece a un capricho humano, sino al cuidado amoroso que se reconoce como reflejo de la voluntad de Dios, que se manifiesta en lo cotidiano y en las respuestas personales que vamos dando al Señor. Él nos enseñe su forma de proceder, de relacionarnos, de valorarnos, respetarnos, querernos y cuidarnos. - “El poder de cuidar: la autoridad como vínculo y la obediencia consciente”