10. La determinación de la propia vocación en el mundo es obra de la inteigencia espiritual, aunque no sólo de ella. Cuando uno vive identificándose con su misión, experimenta el entusiasmo de vivir. No vive el tiempo apesadumbrado, esperando el breve momentto de descanso para liberarse de su penosa vida cotidiana. No hace tareas por abligación, por imperativo legal o para resolverr sus necesidades primarias. Lo hace, porque está en juego su vocación, su nisión en el mundo; porque siente que debe hacerlas, porque haciéndolas, se siente plenamente realizado. - LA LLAMADA INTERIOR