Himno: ERA POBRE Y SILENCIOSA, pero con rayos de luz; olor a jazmín y a rosa y el Niño que la alboroza: es la casa de Jesús. Un taller de carpintero y un gran misterio de fe; manos callosas de obrero, justas manos de hombre entero: es la casa de José. Había júbilo y canto; ella lavaba y barría, y el arcángel saludando repetía noche y día: «Casa del Ave María.» Familia pobre y divina, pobre mesa, pobre casa, mucha unión, ninguna espina y el ejemplo que culmina en un amor que no pasa. Concede, Padre, Señor, una mesa y un hogar, amor para trabajar, padres a quienes querer y una sonrisa que dar. Amén.