ANA, SERVIDORA DE DIOS, profetisa, espera una señal, un encuentro, un posibilidad de descubrir al Mesías, al que lleva toda la vida esperando. Quiere, desea, espera, anhela, ha luchado y defendido 'la liberación' de Israel. Esto ha sido toda su vida. Desde que enviudó todo ha girado alrededor de esta espera. Llegó el momento. Se encuentra con Jesús, reconoce al niño como aquel al que ha esperado y deseado toda su vida, todo adquiere una luz diferente, un sentido pleno, su vida y lo que viene desde ese momento en adelante: "daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén" Acción de gracias y anuncio, reconocerle y proclamar su grandeza, descubrir el sentido de su vida y salir a la calle a anunciarlo. Aquel encuentro cambió su vida, como a nosotros nos la cambia hoy. "El niño iba creciendo y robusteciéndose, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios lo acompañaba." La historia no acaba aquí, la historia continua, aquel niño -verdadero hombre- crece, descubre, se pregunta, decide, duda, se levanta, sigue buscando... con la gracia de Dios al lado. Buenos días. #BNdiaria