17/12/25

9. COMPARTIENDO - La experiencia de la migración acompaña la historia del pueblo de Dios. Abraham parte sin saber adónde va; Moisés conduce a un pueblo peregrino por el desierto; María y José huyen con el Niño a Egipto. El mismo Cristo, que «vino a los suyos, y los suyos no lo recibieron» (Jn 1,11), VIVIÓ ENTRE NOSOTROS COMO EXTRANJERO. Por eso, la Iglesia siempre ha reconocido en los migrantes una presencia viva del Señor, que en el día del juicio dirá a los que estén a su derecha: «Estaba de paso, y me alojaron» (Mt 25,35). (Dilexi te, 73 - "LA HUMILDE FUERZA DE LA DEBILIDAD" (Peio Sanchez)

 



Foto de Lluis Rugama 

1.      VOLUNTARIADO DEL HOSPITAL DE CAMPAÑA, Parroquia de Santa Anna, Barcelona (Spain)