3. LA LUZ QUE DESENMASCARA - El Fraile Menor Capuchino ofreció una reflexión sobre la manifestación universal de la salvación, sobre Cristo, la "luz verdadera", capaz de iluminar, aclarar y orientar toda la complejidad de la experiencia humana, que "no borra las preguntas, deseos y búsquedas del hombre, sino que los conecta, los purifica y los conduce hacia un sentido más pleno". Una luz que el mundo no ha abrazado porque "los hombres han amado más las tinieblas". El problema, explicó el padre Pasolini, reside en nuestra disposición a acoger la luz, que es necesaria y hermosa, pero también exigente: desenmascara las apariencias, desnuda las contradicciones, nos obliga a reconocer lo que preferiríamos no ver y, por eso, la evitamos. - Sin embargo, señaló el religioso, «Jesús no contrapone a quienes hacen el mal con quienes hacen el bien, sino a quienes hacen el mal con quienes dicen la verdad». Esto significa que para acoger la luz de la Encarnación no es necesario ser ya bueno o perfecto, sino empezar a crear verdad en la propia vida; es decir, dejar de esconderse y aceptar ser visto tal como uno es, porque a Dios le interesa más nuestra verdad que la bondad superficial.