20. Recibamos a Cristo para que con toda verdad seamos "luz en el Señor" y para que Cristo brille no solo para nosotros, sino por medio de nosotros, y para que podamos arder todos en la dulce luz de su presencia en el mundo; quiero decir, su PRESENCIA EN NOSOTROS, pues somos su cuerpo y su Santa Iglesia. - EL KERYGMA DE LA NATIVIDAD