2. Aunque corra, no tiene prisa; disfruta de cada uno de los momentos. Tras los ejercicios de estiramiento de rigor, empieza a corretear. Su objetivo no es llegar lo antes posible; sabe que lo que cuenta es cada uno de los pasos que da, y que una vez dado ya no puede desandar. No se marca ninguna meta ni espera ganar competición alguna. Tampoco quiere demostrar nada a nadie. Corre porque le da la gana, porque así se lo pide el cuerpo. Pero, sobre todo, porque la mente se lo suplica. - EL CORREDOR DE FONDO