3/10/25

6. En esta época de mensajes viscerales, todo es descrito como una batalla; pero quienes de verdad sostienen la guerra o el exterminio no los nombran, parapetados tras imágenes higienizadas como “limpieza”, “seguridad” o “pacificación”. Otro ejemplo revelador es la metáfora de la enfermedad. Llamar “cáncer” a las ideas del adversario no implica solo acusarlas de ineficaces o equivocadas; significa que son mortíferas y hace falta extirparlas cuanto antes. La amenaza del tumor justifica el sufrimiento que provoque la operación. Quienes proponen medidas dialogantes contribuyen con su cobardía al crecimiento del mal. Una sola palabra transforma el contexto de forma persuasiva pero inconsciente —inconsciente para quien escucha, porque los líderes eligen los términos de forma muy deliberada, sembrando de trampas verbales los campos semánticos del debate. POR UNA FRASECILLA SE PIERDE UN GRAN AMOR.