5. Un amor sin asperezas e incondicional - El Santo Padre enfocó su reflexión en la forma circular del santuario mariano y que su mismo nombre refiere “rotonda” y lo paragona con la Plaza de San Pedro o tantas iglesias que con sus paredes abrazan a los fieles y los hacen sentir acogidos, en la Iglesia Madre que es María, que genera e regenera no en virtud de un poder mundano, sino con la virtud de la caridad.