Proponiendo la Palabra

TALLER DE ORACIÓN

1.   Los Talleres de Oración nacen del deseo de educar en la interioridad a los niños y niñas. Es una experiencia que llena de sentido y es sumamente gratificante: escuchando y viviendo la Palabra. Es el mismo Jesús quien quiere encontrarse con los niños y que los niños le conozcan. Iniciarles en ese conocimiento y ese contacto intimo, es considerado primordial y esencial en la nueva evangelización.”Dejad que los niños se acerquen a mi”.  


2.   El Oratorio es pieza clave, “lugar sagrado” distinto del espacio “profano” que lo rodea, como la tienda que Moisés construyó en el desierto fuera del campamento para encontrarse con Dios cara a cara (cf Ex 33). En el corazón pulsante del colegio está ese lugar. Lugar distinto del caos, pero en medio. Es una traducción del versículo de Jn 1,14: “Y  la Palabra se hizo carne y plantó su tienda entre nosotros”.


3.   El lugar de la Reunión es una Tienda para la Palabra plantada en las entrañas del colegio, para la Palabra que se hace carne en nuestro corazón.


4.   En el Oratorio se descubre el sentido de las cosas, que no es sólo un modo de ver la Creación, sino que es una transformación de la Creación misma, porque allí se aprende a ser colaborador del Creador, se aprende a ser CREATIVO. Es el lugar de la Revelación bíblica, de la historia de Dios con los hombres que va desde la promesa al cumplimiento, es el lugar de la historia del Dios-con-nosotros.


5.   El Oratorio es el lugar donde habita Dios. A la pregunta: “¿Maestro dónde habitas?”, su respuesta es “venid y veréis”. Lugar indescriptible porque Dios habita en la intimidad de una relación, de un caminar juntos, en la experiencia de comunión de la que el Templo, el Oratorio, la Tienda es sólo el marco. Por eso, el lugar de la Reunión - en el que está la Eucaristía donde la comunidad cristiana reconoce la mayor experiencia de comunión -, es un HIMNO al cuerpo de Cristo, pan del camino y concretez del “venid y veréis”.


6.   Damos Espíritu a la materia, al Oratorio – lugar de la Reunión – damos toda la importancia de su significado, porque además de ser el marco de la experiencia de intimidad con Jesús de tantos niños y niñas, es el lugar de la FIESTA de la visibilidad: nuestra mirada se clava en uno que está clavado y nos educa a saber ver más allá… Es lugar de ACONTECIMIENTOS de auténticas maravillas repletas de perfecta armonía y vitalidad.


7.   Cuando entras en la Tienda del Encuentro, la impresión es de relax y de maravilla. Todo el espacio inundado de una luz tamizada. Espacio que te hace respirar, te hace andar de puntillas y ponerte a nivel de tu verdadera estatura. Colores que se armonizan bien entre ellos con tonalidades cálidas y pacificas. Y a los pies de la Virgen, algo siempre verde que de reposo a los ojos y como diciendo que la tierra árida del desierto verdea donde se hace espacio a la Palabra.


8.   En esa hora de la tarde, todo canta silenciosamente la presencia del Misterio… presencia tenaz, que penetra las sombras de la distracción, atrae y llena las aspiraciones con la realidad suprema y definitiva. Quizá la Presencia  resulte incómoda… Lo sagrado, es eso a lo que no se puede uno acercar sin quedar herido. Por eso los colores del fondo son rojo y oro, de sangre y luz. Y sobre ellos, la cruz. Nada es más serio del sacrificio por amor; nada más necesario, nada más convincente.


9.   Dejando el espacio a oscuras con solo la lámpara del sagrario, sencilla y de barro, con unos pinchazos por donde escapa la luz… todo vibra y todo VIVE.


10.   Estas formas de decorar la sala del banquete nacen en un punto más profundo que no es innovación o arte. Son formas que nacen de la experiencia de lo esencial, de la relación vital y cotidiana con Cristo en los sacramentos y en la comunión con la Iglesia. Ese núcleo perenne es el que genera las novedades más sorprendentes que nacen de la confianza en el Espíritu que actúa siempre. Sólo el Espíritu puede operar la síntesis entre inteligencia y sentimiento, entre libertad y obediencia, entre materia y espíritu… haciendo gozar de sus dones a cuantos los reciben.


VEN, SEÑOR JESÚS

LAUS DEO



















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