"Nunca damos a nadie motivo de escándalo, para no poner en ridículo nuestro ministerio; antes bien, nos acreditamos en todo como ministros de Dios con mucha paciencia en tribulaciones, infortunios, apuros; en golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, ciencia, paciencia y amabilidad; con el Espíritu Santo y con amor sincero; con palabras verdaderas y la fuerza de Dios" Desde esta perspectiva, el caminar juntos, ayuda al discípulo a profundizar en su identidad y en su misión. Quien pone en movimiento la vida cristiana es siempre Dios a través del don de Cristo y del Espíritu Santo. Ser discípulo es cooperar y servir a este don, así se describe en el fragmento que hoy leemos: « Nosotros obramos con integridad, con inteligencia, con paciencia, con benignidad, con docilidad al Espíritu Santo, con un amor sincero, con la palabra de verdad, con el poder de Dios » (2 Cor 6, 6-7) - RENOVANDO LA ESPERANZA Y LA CONFIANZA CRISTIANA